Psicoterapeuta integrativa

Hola! Soy Lucía Aragón

Me considero una persona profunda, reflexiva, empática, consciente y curiosa. Me gusta ver mi vida como un “juego” en el que ir aprendiendo de las diferentes etapas, experiencias y personas que me trae la vida.

Considero que tengo una mentalidad crítica, me gusta cuestionarme las cosas y descubrir lo que es verdad para mí, y no tanto lo que se me impone desde fuera. Por eso, en la terapia te ayudaré a que tú también descubras cuál es tu verdad y lo que es importante para ti, siendo tú tu propia guía.

Cuando terminé la carrera de Psicología decidí que, antes de empezar a trabajar, quería primero trabajar en mi y conocerme en profundidad. Eso me llevó a “salir de mi zona de confort”, vivir fuera de España unos años, exponerme a diferentes experiencias y aprender muchísimo de mí y de la vida.

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Mi compromiso a la hora de ayudar a los demás implica también estar comprometida con mi crecimiento personal y mi autocuidado. Sólo estando bien yo puedo acompañar bien a los demás. Por eso me actualizo a menudo, no dejo de aprender, y me reviso regularmente con mi terapeuta para estar mejor para mi y también para los demás.

En mi día a día, lo que hasta ahora he descubierto que me ayuda a tener una vida más satisfactoria es tratar de tener una vida más consciente y menos en piloto automático, llevar un estilo de vida activo pero a un ritmo elegido por mi y no impuesto por la sociedad, estar en contacto con la naturaleza, y sobre todo, rodearme de personas nutritivas con las que compartir todo lo anterior.

Como profesional, cuando en la carrera me hablaron del término trauma psicológico, me llamó mucho la atención,e investigando vi el gran impacto que tiene nuestro pasado y nuestras heridas emocionales sobre nuestras relaciones actuales, ya sea la relación con nosotras mismas o con los demás. Por eso, decidí especializarme en ello y es algo sobre lo que no dejo de aprender, tanto en mi vida personal como en mi trabajo.

Te cuento un poco más de mi formación

En los últimos 10 años, me he formado en diferentes técnicas y enfoques, pero lo que más impacto ha tenido sobre mí es: formación en apego, integración y reprocesamiento de trauma/heridas emocionales, trabajo de partes/ sistemas de familia interna (IFS), teoría polivagal, regulación del sistema nervioso, terapia de aceptación y compromiso, Mindfulness. Todo ello desde un enfoque Humanista Integrativo.

Mi valores como profesional me definen como:

Cercana

Transparente

Empática

Humana

Compasiva

La relación que tengas contigo misma/o va a ser la que más condicione al resto de relaciones que tengas en tu vida.

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Lo que aprendí en mi proceso de crecimiento personal.

Desde siempre ha habitado en mí una “pequeña terapeuta” que quería cuidar de los demás y hacerles sentir escuchados y acompañados cuando peor estaban.

Es una parte de la que estoy muy orgullosa y gracias a ella he  conseguido ayudar a muchas personas, y hoy me permite acompañar también a los demás en mi trabajo.

Pero no todo ha sido un camino fácil. A veces, cuidar tanto de los demás me ha llevado a descuidarme a mí y sentirme muy desgastada. Por eso, en mi proceso de crecimiento personal he tenido que aprender a saber elegir en qué relaciones podía sacar a esta parte de mi tan cuidadora, de qué manera y hasta dónde dar.

Esto me ha llevado a tener que aceptar que no puedo salvar a los demás, que sólo puedo acompañarles a que se salven ellos mismos si es lo que quieren. Que no puedo responsabilizarme de asuntos que son del otro. Que hay personas que no están preparadas para recibir todo lo que queremos darles a veces. Que las personas tienen sus procesos y sus ritmos, diferentes a los míos, y no por ello peores. 

En definitiva, que si pongo toda mi energía en los demás, no queda energía para mí. 

Mi gran aprendizaje fue dirigir esa parte cuidadora hacia mi misma, e invertir mi tiempo y mi energía también en conocerme a mi, escucharme a mi y ayudarme a mi, que al fin y al cabo soy la persona con la que más tiempo voy a compartir a lo largo de mi vida.

Por eso me gusta mucho acompañar a las personas en terapia a hacerse amigas de sí mismas.

En los peores momentos, te necesitas a ti contigo, y no contra ti. 

El momento en que hice
“click”.

Recuerdo que el momento en el que hice ese “click” fue sobre todo cuando, al terminar la carrera, decidí irme a vivir una temporada a Australia. Cambié toda mi estructura externa y me alejé (físicamente) de todas las personas que formaban parte de mi día a día hasta entonces, para empezar de cero en un lugar nuevo. 

Eso me hizo cuestionarme quién era yo sin tener que ser lo que el resto esperaban de mí. Durante un tiempo me sentí perdida, y también culpable porque sentía que estaba “abandonando” a mi gente (como si se pudiera abandonar a otros adultos… ahora sé que no). 

Pero desde ese vacío que sentí, pude ver quién era yo más allá de mi entorno, de mi rol de cuidadora.

Pude ver quién era yo en esencia, más allá de lo que podía dar a los demás. Y comprobé que todo eso que daba a los demás, podía dármelo a mí. Y he de reconocer, que aunque no fue fácil, acabé llevándome muy bien conmigo misma.

Comprobé que si pasaba tiempo de calidad conmigo, me escuchaba, me acompañaba cuando lo necesitaba y me priorizaba, como resultado, acababa queriéndome a mí misma.

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Por eso en terapia, queremos ayudarte a hacerte amiga/o de ti misma/o.

Así es la terapia con nosotras

A menudo la gente se bloquea la hora de dar el paso de empezar terapia porque no saben muy bien lo que van a encontrar en ese espacio. 

Nosotras trataremos de hacerte el camino fácil y haremos lo posible porque te sientas cómoda/o en todo momento. 

Sabemos que es difícil abrirse ante alguien desconocido y respetaremos tu ritmo a la hora de hacerlo. 

Además, aunque las relaciones pueden ser espacios en los que somos dañadas, también pueden ser espacios en los que sanar. Por eso, nuestra prioridad será que la relación que construyamos a lo largo del proceso terapéutico sea un lugar seguro en el que sanar.